El Mambo en el Palladium de New York



El Mambo en New York y en el Palladium
El club Palladium se convirtió en una fiesta para los fans del nuevo ritmo, el “ mambo”. Con un inmenso salón que alojaba a mil parejas, el Palladium Ballroom estaba emplazado en Broadway, en la calle 53, corazón del ambiente musical y teatral de Nueva York. A fines de los años 40 las parejas norteamericanas no llenaban la pista del club, por lo que la gerencia decide organizar los domingos unas sesiones matinales, dedicadas a la música caribeña. Tras un increíble éxito, con el recién llegado mambo, los encuentros se empiezan a dar también los miércoles por la noche y, antes del año, se extienden a todos los días. En estas sesiones participaron Pupi Campo, Eddi Carbiá con sus mamboleros, César Concepción, Marcelino Guerra, Machito y sus Afrocubans, el pianista puertorriqueño Noro Morales, los también boricuas Tito Puente ("El Chico del Mambo") y Tito Rodríguez, y otro cubano, Gilberto Valdés. Todos, de alguna manera, hacían mambo.




Los Afrocubans de Machito, la orquesta de Tito Puente y la de Tito Rodríguez —un extraordinario vocalista que dominaba todos los sabores de la música caribeña—, fueron los conjuntos que colocaron al Palladium en un lugar destacado en la historia del baile y la música caribeña en Nueva York. La primera orquesta que acompañó a Machito en el Palladium fue el conjunto Picadilly Boys de Tito Puente, que pronto se ampliaría para convertirse en orquesta.Tal fue el arraigo de este género en Nueva York, que en 1953 el pianista y orquestador puertorriqueño Joe Loco organizó una gira que abarcó las principales ciudades de los Estados Unidos, y a la que denominó Mambo-USA. El tour se repitió en 1954, esta vez con un mayor número de músicos: Machito y sus Afrocubans, Tito Rodríguez, Damirón, Facundo Rivero y César Concepción.
No escaparon a la "fiebre" del mambo músicos norteamericanos como Perry Como,Charlie Parker, Stan Kenton, Carl Tjader, Shorty Rogers, Howard Rumsey, Count Basie, Dizzy Gillespie, entre otros. El mambo se fue imponiendo en el gusto de europeos y asiáticos, y fueron frecuentes las actuaciones y grabaciones de Pérez Prado en muchas ciudades de Europa, cuando ya era un ídolo en Japón.



 El éxito del mambo y la moda cubana en Nueva York se debe también al programa televisivo I Love Lucy, de Desi Arnaz (1917-1986). Fue éste el primero que se transmitió "en vivo" ante un público, haciendo popular el carácter ligero de ciertos cubanos, y en 1952 estableció un récord de más de 30 millones de espectadores.Después de la experiencia mexicana del mambo, el escritor cubano Alejo Carpentier aseveró en 1951: "Soy partidario del mambo, en cuanto este género nuevo actuará sobre la música bailable cubana como un revulsivo, obligándola a tomar nuevos caminos.


Creo, además, como esos otros mambistas convencidos que son Sergiu Celibidache, Tony Blois, Abel Vallmitjana y otros, que el mambo presenta algunos rasgos muy dignos de ser tomados en consideración: Es la primera vez que un género de música bailable se vale de procedimientos armónicos que eran, hasta hace poco, el monopolio de compositores calificados de 'modernos' —y que, por lo mismo, asustaban a un gran sector del público.
El éxito del mambo y la moda cubana en Nueva York se debe también al programa televisivo I Love Lucy, de Desi Arnaz (1917-1986). Fue éste el primero que se transmitió "en vivo" ante un público, haciendo popular el carácter ligero de ciertos cubanos, y en 1952 estableció un récord de más de 30 millones de espectadores




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